Aprender algo nuevo es como empezar el gimnasio en enero: al principio hay entusiasmo, después aparecen las excusas. Y en el inglés pasa lo mismo. Nos decimos “cuando tenga más tiempo”, “cuando tenga más estructura”, “cuando termine esta serie en Netflix”… y así nos vamos pateando el compromiso. Pero hay algo que no nos dicen cuando nos anotamos en un curso: el curso no te va a salvar. El falso salvavidas Hay personas que necesitan estructura para comprometerse. Y es cierto que un curso puede ser una buena brújula. Pero la realidad es que ninguna estructura va a hacer el trabajo por vos. Un curso es como un mapa. Te puede mostrar el camino, pero si no caminás, seguís en el mismo lugar. La verdadera pregunta es: ¿qué estás esperando para asumir el compromiso real con tu aprendizaje? El problema no es la estructura, es la informalidad interna Si te cuesta comprometerte con el inglés, es probable que no sea porque “no tenés un curso que te obligue”, sino porque no aprendiste a sostenerte en el proceso. Por eso, cuando lanzo mis mini cursos de activación de inglés, no es solo para enseñarte gramática o vocabulario. Es para que entrenes la mentalidad de quien se hace cargo de su aprendizaje. Cómo activar el inglés (sin depender de un curso para siempre) 1. Definí tu compromiso mínimo. No es “voy a aprender inglés”, es “voy a enviar un audio de 30 segundos por día”. 2. No negocies con tu mente. Si decidiste hacerlo, lo hacés. No esperás a “tener ganas”. 3. No lo hagas solo por el curso. Un curso es una herramienta, no una muleta. Usalo para activarte, no para depender de él. 4. Aceptá que el compromiso real es contigo mismo. Nadie va a aparecer a obligarte. La disciplina es amor propio en acción. Así que la próxima vez que pienses en anotarte en un curso, preguntate esto: ¿Estoy esperando que el curso me salve o lo estoy usando como herramienta para salvarme a mí mismo? Si la respuesta es la segunda, nos vemos en mi próximo curso de activación de inglés.